“Recordó el tacto húmedo de su tierna
boca y luego un sabor metálico, mezcla de cobre con estaño quizá. ¿Iré bien?,
pensaba Karen. Veamos, más profunda la lengua, tanto que por un momento creyó
que iba a rozarle la campanilla. Sin embargo, corrigió el rumbo justo a tiempo,
prefiriendo pasar la punta sobre los perfectos dientes de Chloe: molares,
premolares, caninos, incisivos; un beso demasiado detergente, se dijo,
minucioso en extremo y de una precisión poco romántica, pero ¿cómo demonios se
besa a una chica que lleva un piercing en la lengua y otro en el labio inferior?”
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