No tenía tiempo de llegar a tierra firme. Gregor acababa
de volver de los muelles; se lavó las manos en el mar con un pedazo de jabón y
se preparó para ayudar a traer a su hija al mundo. Cuarenta y cinco minutos
después cogió uno de sus cuchillos de cortar pescado de la caja de herramientas
y seccionó el cordón umbilical. Depositó la placenta en un bol de porcelana.
Después de entregar a la diminuta niña, ya envuelta en una manta y balando como
un cordero, a Elizabeth, salió al exterior y vació el contenido del bol en el
mar. La placenta flotó en la superficie como una medusa roja carmín hasta que
se hundió en las profundidades.”
lunes, 14 de noviembre de 2011
“LAS OBRAS ESCOGIDAS DE T.S.SPIVET”, de Reif Larsen
“Las contracciones le llegaron de pronto.
Era un día nublado de julio. Estaba barriendo la cubierta, a menudo astillada,
de la casa flotante cuando de golpe sintió como si una mano gigante le hubiera
agarrado las entrañas y le hubiera tirado de algún órgano interior carnoso con
el puño. Ese puño tiró primero con firmeza. Y luego con mucha más fuerza. Casi
se le cayó la escoba por la borda, pero se aferró al palo de madera y lo colocó
con cuidado en el marco de la puerta. La casa flotante cabeceaba ligeramente,
como siempre hacía.
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