“- Sé que resulta absurdo, pero tras mucho
meditar sobre ello, llegué a una curiosa conclusión: no importa que una mujer
sea guapa o fea, estúpida o inteligente, simpática o antipática. A la hora de
la verdad, a la larga todo eso resulta superfluo. Lo que importa es la piel. El
tacto de esa piel, el olor de esa piel, y la forma en que esa piel reacciona
cuando se la acaricia es lo que marca la diferencia.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario