lunes, 14 de noviembre de 2011

"JUDIT, 16: 7-11"

El señor todopoderoso los aniquiló
por mano de una mujer.
Que no fue derribado su caudillo
por jóvenes guerreros,
ni le hirieron los hijos de titanes,
ni soberbios gigantes le vencieron.
Sino que fue Judit, hija de Merarí,
quien le paralizó con la hermosura de su rostro.
Se despojó de su ropa de viuda
por amor a los cautivos de Israel.
Ungió su rostro con perfumes,
vistió de lino para seducirle,
prendió la mitra en sus cabellos.




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